Veo con fascinación y respeto a esos chefs famosos, que día a día nos enseñan sus recetas y trucos de cocina en televisión. También me gustan los programas, donde chefs tan renombrados como Anthony Bourdain viajan por el mundo y nos muestran con su estilo particular, la gastronomía y costumbres de lugares, a los que yo estoy segura jamás iré y se saborean con preparaciones que nunca probaré, o tal vez no me siento tan aventurera y arriesgada para comerlos (pinchos de gusanos de seda, cucarachas fritas, huevos con el embrión del pollito vivo, insectos de todo tipo, etc.)
El boom de la gastronomía en el mundo, hace que hoy existan muchos programas de televisión relacionados con este tema, de restaurantes, realities de cocina, viajes gastronómicos, comidas exóticas y por supuesto aquellos, donde vemos a nuestros chefs favoritos explicando, con mucha destreza y experiencia lo sencillo que es cocinar. Lo más importante que tienen estos programas es que acercan a la gente con la cocina y les ayudan a perder el miedo a los fogones preparando ricos platos. Se ve todo tan fácil de hacer, picar un poco esto, mezclarlo con aquello, condimentar, agregar una pizca de algo y prácticamente esta listo para saborear.
Siempre pensé que cocinar en televisión, era tan sencillo cómo hacerlo en mi propia casa, y qué equivocada estaba. Esta semana salió al aire un nuevo programa de cocina que se llama PURO CHEF, en el que yo tuve la fortuna de participar. Hoy quiero contarles lo que fue mi experiencia.
EL CASTING
Ese día de Noviembre, me levanté algo ansiosa y estresada, tanto así que llegué con migraña al set montado para el casting. Entré “armada” con mi equipo de cuchillos, mi chaquetilla blanca e impecable, lista y dispuesta a mostrar mis destrezas en la cocina. Por supuesto no había pensado en la estética, sino en demostrar que si sabía cocinar. Lo primero que me dijeron fue “muéstranos las manos” y ahí empezó mi angustia, un cocinero jamás se pinta las uñas, las tiene cortas y generalmente están algo desarregladas y torcidas, por las veces que se ha cortado, las manos de un cocinero son tal vez su herramienta más importante y al mismo tiempo la que más sufre, por las quemadas, cortadas y excesos de calor. Por supuesto son pocos, los que tienen unas lindas manos para mostrar, de esas que sirven para comerciales de esmaltes. Tímidamente puse las mías sobre un mostrador, las dos mujeres que me estaban entrevistando las miraron y anotaron algo en su cuaderno.
Venía la prueba de fuego, para la que yo estaba preparada, sabía de memoria los pasos para preparar la receta que tenía en mente, llevaba mis cuchillos afilados y me encontraba lista para empezar, cuando vino mi segunda angustia del día, me pidieron que me quitara las gafas, hoy creo que puedo agradecer esto, porque quedé sumergida entre neblina, solo veía unas manchas a lo lejos que se movían, algunas luces que brillaban y se oían voces, esto tal vez me ayudó a relajarme, porque no sabía cuantas personas estaban enfrente, viéndome con sus ojos escrutadores, analizando cada uno de mis movimientos. Y empezó entonces el momento más difícil de todo el proceso, una voz de mujer con un agradable acento argentino me dijo “Tenés dos minutos para preparar alguna receta, la que querás, mirá siempre a la cámara, y asumí que los ingredientes que están en la mesa son los que necesitas”. ¿Asumir? ¿De qué esta hablando? Entré en pánico, venía dispuesta a preparar un volcán de chocolate y en la mesa solo había alcachofas, tomates y papas, ni siquiera había una estufa. Me armé de valor y de imaginación y créanlo o no, logré preparar o al menos describir, un delicioso volcán de chocolate que hacía erupción al romperlo con la cuchara, frente a la cámara de televisión.
Volví a la realidad, me puse las gafas, y vi un salón inmenso, con personas completamente desconocidas. Por supuesto mis cuchillos jamás salieron de su estuche y mi chaquetilla quedó tan impecable como entró, fingí cocinar, actué y lo mejor de todo fue que lo disfruté. ¿Ahora que quedaba? Esperar con calma, que me avisaran si había quedado seleccionada, cruzar los dedos, encomendarme mis ángeles y continuar con mi vida de estudiante de cocina.
PURO CHEF
Qué emoción! Había sido seleccionada, y los productores decidieron que yo sería la pastelera del grupo, esto para mí fue doble felicidad, puesto que adoro los postres, tanto prepararlos como comérmelos, cómo les dije en mi articulo “El Dulce Pecado, el postre es el beso de despedida y tiene que ser como en las películas, hacerte vibrar de la emoción cucharada tras cucharada”.
Comenzamos grabaciones de Puro Chef a principios del año, cada programa tiene un tema diferente, el chocolate, el chile, los destilados, el caribe, en fin es divertido porque se mezclan técnicas, conceptos, culturas y la experiencia de cocineros completamente ajenos a la televisión, cuya única verdadera pasión es cocinar. Y por supuesto al ser distantes a este mundo mediático, nos tocó iniciar un proceso de aprendizaje completamente nuevo, que se convirtió en un verdadero reto, “aprender a cocinar para televisión”. Siempre bajo la tutela y dirección de 2 mujeres argentinas muy jóvenes, pero con tanta experiencia en producir programas de cocina, que parecía que lo estuvieran haciendo desde que nacieron.
Tuvimos que aprender a mostrar los ingredientes a la cámara, hablar pausadamente, explicar las técnicas y procesos y al mismo tiempo contar historias, finalmente la misión de la televisión es entretener. Y cuando les digo que nos tocó aprender, no me refiero solo a nosotros los cocineros, sino también a los camarógrafos y todo el equipo de producción, Colombia es el país de las telenovelas y somos expertos en esto, así que para ellos comenzar a mostrar ingredientes, fogones, manos haciendo movimientos rápidos, preparaciones en el horno y platos servidos, que se vieran apetitosos era una nueva experiencia. Para todos fue una mágica aventura.
Era fascinante la curiosidad de los camarógrafos por los ingredientes que no conocían, preguntaban, tocaban, olían y probaban realmente quería entender, conocer, aprender y esto hizo que el equipo de trabajo fuera maravilloso, nos sentíamos cómodos y disfrutamos al máximo cada segundo de grabación.
En cuanto a mi experiencia, puedo decirles que yo estaba completamente feliz, hablar del chocolate, de las especias, de las frutas, la crema, y el disfrute de saborear cada postre, de chuparme los dedos con cada receta, era ya de por si un placer indescriptible y esto es lo que intenté transmitir en cada programa. Lo difícil del tema, es como dice Bourdain, llega un momento en el que los adjetivos para describir un olor, un sabor, una textura se reducen y limitan, el éxito consiste en lograr que las personas que lo estén viendo se saboreen, se lo imaginen y hasta lleguen a sentir sus aromas. Por esto pienso que soy una afortunada dentro del programa, puesto que describir las sensaciones que produce un postre es divertido, porque debe seducir en la primera probada y dejar la ganas de repetir, el postre es el antojo, el placer, el disfrute, el pecado.
El manejo de las cámaras y aprender a ponerse “en situación” fue otro dilema, al mismo tiempo que cocinaba, tenía enfrente 3 cámaras y una productora que me daba instrucciones permanentemente, tuve que aprender a ver a esta persona con el “rabillo del ojo” para que el televidente no pensara que estaba distraída, bueno esto tal vez fue lo más difícil de lograr, tratar de imaginarme que las personas que están atrás de cámaras no existen, es muy complicado, asumo que con los años se logrará. Queridos lectores solo espero que cuando vean este programa, no sean muy duros en su crítica conmigo y disfruten cada uno de sus capítulos.
Los chefs que me acompañan en PURO CHEF son, Claudia Saldarriaga quien además de ser la conductora, es la encargada de cocina internacional (imperdibles sus recetas asiáticas), Paula Silva, la caleña del grupo, prepara cocina de vanguardia (es experta en la nueva tendencia de la cocina molecular), Daniel Meroño, un simpático español, que nos deleita con recetas mediterráneas, Francois Cornellis, chef y propietario del restaurante La Cigale en Bogotá, prepara deliciosos platos europeos y Oscar Muñoz tiene la maravillosa misión de explicar y enseñar, las recetas tradicionales de la cocina colombiana. Cabe aclarar que todo lo que preparamos en las grabaciones lo disfrutamos y lo comimos entre todos, no hay maquillaje, ni se muestran resultados que no sea reales, finalmente lo que si somos, es verdaderos cocineros con pasión y entrega por esta increíble profesión.
Antes de que se me olvide, les cuento que el programa fue producido por Fox Toma 1 y se transmite en Colombia a través del canal argentino Utilísima, los lunes a las 12 del día y 8:30 p.m.
¡Espero ansiosa sus comentarios!
(Dedicado a todos los que hicieron parte del equipo y con especial cariño a Teresa y Natalia)