Mi columna del domingo en EL TIEMPO, publicada el 1 de Junio de 2014
¡Qué susto las relaciones adictivas que hacen daño y que no deparan un buen futuro! Esas, a las que buscamos cerrarles las puertas, pero que atrapan y, sin importar que nos alejemos, nos mantienen tentados, y a las que es muy difícil “sacarles el cuerpo”. No se trata de algo lejano o que le pueda suceder a otros, lamento informarle que es muy posible que usted ya esté involucrado con ese enemigo silencioso que le da tanto placer, pero que también le hace daño. Se trata del azúcar. El dulce símbolo cultural del cariño y la dicha del paladar desde la niñez.
Él se escabulle y victorioso logra meterse en la gran mayoría de los alimentos que consumimos, pero, como no estamos acostumbrados o enviciados a leer las etiquetas, desconocemos hasta qué punto nos está envenenando. El azúcar añadido es un potencial asesino y está presente en nuestra comida con más de 36 nombres o presentaciones diferentes. No voy a entrar en los escabrosos detalles científicos que tanto hemos oído, explicando por qué es tan malo. Dé una pasadita por Google para que se sorprenda. El principal problema es que, en la obsesión por bajar de peso o buscar mejores hábitos alimenticios, caemos en la trampa del azúcar, sin darnos por enterados.
Una de las grandes pandemias es la obesidad, y esta es un verdadero negocio para la industria de alimentos procesados. Es como el negocio de la salud, que, a la larga, termina siendo el negocio de la enfermedad. Tomamos una pastilla que nos produce un efecto secundario y, para contrarrestarlo, tenemos que tomar otra y otra. Me asusta pensar lo desinformados que estamos en el tema. Por ejemplo, los modernos alimentos dietéticos llenos de azúcar químico y cero natural son, por demás, muy peligrosos. Importantes estudios señalan que estos estimulan el apetito y producen una tremenda sensación de hambre. Y claro, como nos dan cierta licencia, los comemos en mayores cantidades.
En Colombia aún podemos salvarnos de caer en las garras de este horrible monstruo, diciéndole no más a esta golosa adicción. Tenemos una increíble materia prima natural que llega del campo. Solo debemos animarnos a cocinar en casa, controlando la cantidad de azúcar o aditivos que le queremos meter a nuestro cuerpo. Comamos comida de verdad. Podremos descubrir que la vida es más dulce sin azúcar.
DE POSTRE: El nuevo menú de Leo Cocina y Cava está para chuparse los dedos.
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Me encantan sus publicaciones Margatita, tambien he aprendido mucho no sólo de cocina tambien de nutricion! Saludos