Mi columna del Domingo, publicada en EL TIEMPO, el Domingo 23 de febrero de 2014

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La reina pepiada, la dominó, la catira, la rumbera, la viuda, la sifrina, la pabellón, y la pelúa son los nombres de algunas de las arepas que se consumen en Venezuela y que hoy se encuentran en vías de extinción. La escasez de alimentos en el vecino país, sin leche, azúcar, mayonesa, harina de trigo,  jugos para niños, margarina y, especialmente, harina de maíz, está acabando con el patrimonio gastronómico de los venezolanos. Su tradición culinaria y ancestral tiene años de historia, y nace de las manos de los indígenas, que sembraron, recolectaron y cocinaron el maíz, dando origen a la arepa. Esta sencilla preparación, que es el símbolo y el pan de cada día en su mesa, sin abolengos ni distinciones de ningún tipo, es lo que define a dicha sociedad. Si no hay harina de maíz, no hay arepas y con esto se está poniendo en jaque la cultura alimentaria. La arepa es la gran embajadora de Venezuela en el mundo, y debido a que no la pueden cocinar, su población ha tenido que adaptarse y buscar nuevos hábitos alimenticios.

Es como si a los colombianos nos quitaran las empanadas o nuestras queridas arepas, o a los mexicanos sus tortillas. Un duro golpe a la historia y memoria de un país y, en definitiva, la pérdida de su esencia.

Pero la cosa no se queda ahí: resulta que uno de los mejores cacaos del mundo se siembra, cultiva y produce… ¿ya adivinó? En Venezuela. Este chocolate es ampliamente reconocido y utilizado por las mejores y más importantes marcas internacionales, es parte de su orgullo nacional, pero tampoco se consigue en las tiendas y supermercados del país. Si no hay azúcar para mezclarlo, es realmente imposible ofrecerlo. Por esto, sus habitantes han tenido que olvidarse del chocolate de leche y del goloso chocolate blanco.

Lamentable que un país lleno de tantos recursos y de maravillosa y talentosa gente esté dejando sin trabajo a montones de pequeños empresarios de la gastronomía y a los hogares y familias sin sus alimentos básicos.

Las cocinas tradicionales definen la identidad de un pueblo, abarcando la vida social, económica y productiva. Y las de Venezuela, están ad portas de convertirse en meras referencias de recetarios enciclopédicos.

De Postre: una tienda de productos orgánicos y naturales en Bogotá, muy completa y variada, se llama La Ecotienda, en la carrera 13.ª con 79, y es de la actriz Margarita Ortega.

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