Por Margarita Bernal, publicado en la revista Avianca, Abril 2012
La mirada creativa del hombre ha estado siempre puesta sobre lo que comemos, pues gran parte de lo que somos está en los alimentos y en la forma como los consumimos. Este es un repaso de cómo el arte ha hecho de la buena mesa una musa provechosa.
Veamos algunos ejemplos en la pintura, la literatura y el cine, donde diferentes artistas nos enseñan su pasión por la buena mesa, en su trabajo.
En Pinceladas
Desde la antiguedad, la humanidad dejó huella de sus gustos y tradiciones culinarias en grabados, o pinturas. En los registros encontrados en las cuevas de Altamira se ven hombres cazando animales para su consumo. Egipcios, griegos y romanos dejaron claros sus delirios culinarios, en muros, tumbas y pinturas. A Baco, Dios de la vid, y los placeres de la embriaguez, lo ilustraron en medio de sus bacanales. En la Europa medieval, se pintaron elegantes y fastuosos banquetes, llenos de manjares, y, durante el Renacimiento la gastronomía, era considerada tan importante, que escultores, pintores y músicos organizaban las grandes comilonas de sus mecenas. De ésta época se destaca el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, La Última Cena, donde la austeridad es la protagonista.
En las paredes de los museos más importantes del mundo, encontramos la obra de talentosos artistas de la talla de Giuseppe Archimboldo, -con sus cuadros, Primavera, Verano, Otoño, e Invierno, en los que usó frutas y verduras para dar forma a retratos-, o Cezanne, Matisse y Van Gogh quienes dejaron registrados los alimentos comunes de entonces, en bodegones y otras obras. Un buen ejemplo es el famoso cuadro Los Comedores de Patatas del holandés Van Gogh. En tiempos modernos están las famosas latas de sopa Campbell’s, del controversial artista norteamericano Andy Warhol, y la imponente obra de Vik Muniz, quien utiliza ingredientes en sus obras, como ocurre con su Che Guevara hecho con fríjoles negros. De otro lado, en Colombia, la obra de la artista Ana Mercedes Hoyos, está llena del colorido de las frutas de tropicales de las palenqueras del caribe.
En Letras
En grandes obras de la literatura encontramos suculentas descripciones de preparativos, recetas y antojos culinarios. En el poema escrito, más antiguo, La Ilíada leemos: “Mezcla vino del más añejo. Una copa por las manos de cada invitado; pues bajo mi techo se hallan los hombres que son más caros”. Dándole una mirada a El Quijote de la Mancha, vemos muchos fragmentos en los que el fiel escudero y glotón empedernido Sancho Panza, padece de terribles hambrunas. También hay fastuosas narraciones cuilnarias como en el capítulo XX Las Bodas de Camacho: “Así había rimeros de pan blanquísimo, como los suele haber de montones de trigo en las eras; los quesos, puestos como ladrillos enrejados… y dos calderas de aceite servían de freír cosas de masa… En el dilatado vientre del novillo estaban doce tiernos y pequeños lechones que, cosidos por encima, servían para darle sabor y enternecerle.”
De otro lado, Ernest Hemingway reconocido por ser gran amante de la buena mesa, esgrime líneas dedicadas a describir platillos. Es el caso de Los Asesinos, un relato en cuyo diálogo se discute el menú de un restaurante:“Yo voy a pedir costillitas de cerdo con salsa de manzanas y puré de papas -dijo el primero. -Todavía no está listo.-¿Entonces para qué carajo lo pones en la carta? -Esa es la cena …-Puedo ofrecerles cualquier variedad de sándwiches -dijo George-, jamón con huevos, tocineta con huevos, hígado y tocineta, o un bisté. -A mí dame suprema de pollo con arvejas y salsa blanca y puré de papas…”.
Bien lo dijo Alejandro Dumas, quien fue gran cocinero y gourmet “No hay nadie como los hombres de letras: habituados a todas las exquisiteces, saben a preciar mejor que nadie la mesa”. En 1858, Dumas decidió aventurarse a escribir un gran diccionario gastronómico.
El chileno Pablo Neruda, escribió la Oda a la Cebolla y la Oda al Caldillo de Congrio, plato típico de la gastronomía de su natal país. Algunos textos de Julio Verne abren el apetito, Jorge Amado en su Gabriela Clavo y Canela nos antoja, Isabel Allende con Afrodita seduce y otros de la talla de Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Rómulo Gallegos, y Gabriel García Márquez -con las malditas berenjenas de Fermina Daza-, incluyen la gastronomía dentro de sus memorables narraciones.
En Fotogramas
Un gran clásico del cine, la película Tom Jones(1963) tiene una de las más sensuales escenas de comida, de la pantalla grande. En ella, la bella Joyce Redman (Mrs. Waters) enloquece con su forma de comer al personaje interpretado por Albert Finney.
Tal vez la pasta, es una de las preparaciones más comunes en el séptimo arte, y Francis Ford Copolla la utiliza en El Padrino, en la escena donde Clemenza prepara la clásica salsa de albóndigas y tomate. El cine animado no se queda atrás dos inolvidables escenas de Walt Disney, como son la de la Dama y el Vagabundo en la que los dos perros principales comparten un plato de espagueti. También está, la mesa servida llena de bocadillos y tortas para la hora del té, en Alicia en el Pais de las Maravillas, y no debemos olvidar a Ratatouille, con su un ratón aficionado a la buena comida.
En la La Gran Comilona, Chocolate, Comer beber, hombre, mujer, Vatel, Babette Feast, Julie and Julie y muchas más, la gastronomía es la gran protagonista. Todos, inolvidables filmes que quedaron marcados en el corazón y la memoria de todos.